En una situación de divorcio, de ruptura, o de cualquier clase de conflicto en la que las personas adultas implicadas están enfrentadas y donde prevalecen los rencores, lamentablemente los hijos suelen adquirir un papel de “MONEDA DE CAMBIO” muy dañino para su salud y estabilidad emocional. En esto casos, La capacidad de los adultos de usar a sus hijos para obtener ventajas personales en el proceso de divorcio no tiene límites”. La vivencia de la separación de los padres es de por sí muy dura para los niños y a menudo va acompañada de angustia, tristeza, retraimiento social, dejar de jugar, peleas con los iguales, negarse a comer, conductas regresivas (hacerse pis), agresividad, problemas escolares y una constante incertidumbre para el niño y miedo al abandono, tal y como indican estudios psicológicos al respecto.
En éstos casos la mayoría de los padres alienadores junto con su familia, realizan un campaña de desprestigio en contra del otro padre y la familia de éste, con lo cual el menor es vulnerado en todos sus derechos, y permanece así con el padre alienador por muchos años ya que no existe poder, humano, divino y ya no digamos legal que obligue a este padre a hacer cumplir y valer los derechos de su propio hijo, es una realidad la ignorancia social y familiar ante estas situaciones ya que prevalece sólo el rencor y pretende tener bajo sus pies al otro cónyuge, con las amenazas y acciones típicas, en la que usa a su propio hijo como “MONEDA DE CAMBIO”, siendo ésta una de las acciones más viles por el grado de indefensión en que se encuentras los menores; el Estado quien supuestamente ante una situación de vulnerabilidad del menor y con todas sus instituciones ha sido incapaz de legislar claramente y castigar a los generadores de esa forma de violencia en contra de los menores, por el contrario etas leyes favorecen principalmente a las mujeres quien han explotado bastante bien el favorecimiento de las mismas, hoy en día es una realidad que ante una situación de divorcio, y si el varón es demandado por pensión alimenticia ésta va acompañada de una denuncia penal por violencia familiar, misma que usan en un tribunal civil, para reforzar su postura y pedir además la pérdida de patria potestad y buscar a toda costa que el padre demandado NO conviva con sus hijos, ante esta situación los Jueces en el orden Familiar les tiembla la mano para acceder y otorgar de inmediato las convivencias familiares reguladas o asistidas en un centro de convivencias, convirtiéndose de nueva cuenta el menor “ EN MONEDA DE CAMBIO”, sólo que ahora legal porque, bastan unas lagrimitas o autolesiones por la denunciante o demandante y tu estatus de PR, presunto responsable o demandado, tu condición de ciudadano es peor y te enfrentas a las sutilezas de desprecio y discriminación mismas que no puedes acusar porque en tu condición todo lo tienes que probarla o te acusan de falsedad d declaración, pero que hay de la acusadora de falsas denuncias se mueve con libre impunidad en los Juzgados y Ministerio Públicos toda vez que no presento pruebas casi nunca le presentan cargos,, saben la razón, tiene una “MONEDA DE CAMBIO” tan poderosa que en tema de menores a los administradores e impartidores de Justicia temen perder sus jugosos puestos ante un posible error por la insuficiencia de leyes y se respaldan con esta maldecida frase “EL INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR” frase genérica , muy elegante pero vacía y abierta que sólo protege a “LOS CUIDA CHAMBAS” pero nunca a los menores, te encuentras con frases como “arréglese con su pareja” si estás ahí como demandado es ofensivo que te digan esas palabras Salomónicas provenientes de su infinita sabiduría.
No cabe duda que “LA MONEDA DE CAMBIO” que usan paga un alto precio ya que en esos casos los menores se convierten en vehículo de los sentimientos de los adultos. Estos dan prioridad a sus propias necesidades y en vez de cuidar y proteger a sus hijos. Esta pérdida de perspectiva de los adultos es el caballo de batalla de los procesos de divorcio y separación porque las consecuencias que tiene para los niños derivado de la ineficacia de sus padres para mantenerlos al margen del conflicto son demoledoras, y la probabilidad de desarrollar trastornos emocionales con el tiempo muy alta y quizá de imposible reparación.
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