lunes, 2 de septiembre de 2013

LA VIDA EN PAREJA Y EL PESO DE LOS DÍAS

Quien se casa considerando el matrimonio desde la perspectiva del yo, se sale de la pista ya desde el punto de partida. La pregunta no es: ¿Cuánto me puedo beneficiar, sino cuanto puedo dar en el matrimonio.?
La falta de auténtico conocimiento recíproco. Al comienzo es un flash que se apaga rápido, con la convivencia la tendencia a idealizar al otro disminuye.
• Las expectativas exageradas: esperar demasiado del matrimonio, en lugar de ir a él para entregarse. Se pretende que el cónyuge sea perfecto, o a eternizar momentos de los primeros días del enamoramiento.
No encontrar tiempo para estar juntos
Mal carácter de cada uno, que no se quiere reconocer, controlar o mejorar
• Falta de comunicación
• Ausencia de donación en el acto conyugal
• Rutina
• Provenir de una familia con problemas
• Actitudes negativas: machismo y feminismo
• Intervención constante de terceros en el hogar (padres, parientes, amigos falsos o equivocados que influyen.)
• Dificultades económicas
Medios de comunicación que transmiten antivalores

Existe una creencia tan falsa como difusa según la cual, cuando el amor existe, no deberían presentarse dificultades ni obstáculos. De esta forma, cuando llegan los conflictos, se interpreta que el amor está perdiendo fuerza y calidad. Entonces, valdría la pena preguntarse, ¿Un conflicto es signo de falta de amor, o una llamada para hacerlo madurar, para quererse más y mejor?
Una crisis matrimonial puede presentarse a los 2, 5 u 8 años de matrimonio, en el momento en el que el impulso sentimental pierda fuerza.
Si una pareja no logra superar este período crítico, el matrimonio embocará en una especie de precipicio descendente. En la actualidad apenas despuntan las primeras dificultades conyugales, hay quienes experimentan la tentación de pensar que han elegido mal a su pareja.
Para corregirlas, es necesario previamente tomar conciencia de que es lo que está originando estas conductas,
Las principales fuentes de crisis no son tanto la edad, la condición económica o la sociedad, sino más bien el orgullo, la ignorancia y el idealismo.
El egoísmo porque nos hace creer que “soy yo quien más aporto a la relación”, “yo no he cometido ningún error”, “yo he dado siempre más a la familia”.
La ignorancia, porque implica el desconocimiento de lo masculino o lo femenino según el caso, que hace más difícil las relaciones entre hombre y mujer, marido y mujer, padre y madre.
Ligado al orgullo y a la ignorancia encontramos el idealismo. Llamamos así a la imagen irreal que nos creamos del esposo o de la esposa, de los padres o de los hijos. Tomamos ideas de las series de televisión o de la pantalla grande, de las novelas comerciales, de las revistas. Y cuando estos sueños no se adaptan a nuestra realidad entonces se da lugar a una crisis en el matrimonio o en la familia.
Creer que la vida conyugal no necesita ser aprendida. Dar y recibir amor requiere de un saber, un conocer de las maneras y los modos más adecuados.
    Es de gran inmadurez pensar que una vez que dos personas deciden compartir su vida todo irá viento en popa.
Ignorar que existen crisis de pareja
• No conocerse a uno mismo antes que a la pareja.
Divinizar el amor

   Consejos para superar la crisis:

Esforzarse por comenzar de nuevo, cancelando la lista de agravios.
• Evitar por todos los medios, las ofensas de palabra, acción o gestos.
• Procurar resolver los conflictos que nos hacen estar mal con nosotros mismos.
• Aprender a callar, evitando discusiones inútiles.
• Aceptar al otro tal cual es y quererle con sus defectos. Hay dos tipos de defectos, las manías y los graves, son solo los últimos los que deberás ayudarlo a cambiar.
• Pensar que no podemos acumular las posibles ofensas del otro en el baúl de los recuerdos. Cultivar el olvido.
• Hablar sin miedo sobre aquello que molesta del otro y el modo de superarlo.
Hablar después de un pleito, no cerrar las heridas en falso.
Por eso, la solución más eficaz ante las crisis es siempre el amor desinteresado, el amor que no pasa constantemente “facturas por cobrar”. Hay otros factores que son importantes como la comunicación, la flexibilidad, etc. pero la única manera de hacer posible la convivencia feliz es el Amor.
Para algunos expertos, las crisis en la pareja o el matrimonio pueden ser como los nudos de la caña de bambú, los cuales se producen cada tanto, a lo largo de su proceso natural de crecimiento, para otorgar más solidez y flexibilidad a la planta.



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